Moldear las necesidades fisiológicas del animal es una tarea que puede ser muy difícil si no se siguen algunos consejos básicos. Los primeros meses son importantes y es clave entender que en el comienzo de la existencia del animal se empiezan a generar aprendizajes para el control de esfínteres. La recompensa y el refuerzo positivo son los principales aliados.
Tener un cachorrito en el hogar es un nuevo mundo de sensaciones para todos los integrantes de la casa porque se trata de aprender mutuamente a amoldarse a las nuevas y diferentes costumbres que se necesitan adaptar. Moldear las necesidades fisiológicas del animal es una tarea que puede ser muy difícil si no se siguen algunos consejos básicos que la veterinaria Marcela Lamas propone a continuación.
Existe un proceso de aprendizaje que acarrea tiempo y paciencia de parte de la familia adoptiva: “Al igual que sucede con los bebés, existe un momento en el cual se debe aprender a aceptar y tolerar las situaciones incómodas y embarazosas que pueden ir presentándose durante la crianza. Hay que deshumanizar a los cachorros y entender que no es algo normal y natural para ellos que no puedan hacer lo que necesitan en el momento y lugar que desean. Es completamente antinatural y ello requiere de un proceso de adaptación en el que el hombre tiene un rol preponderante en la aceptación del animal de las nuevas reglas y normas”.
Los primeros meses son importantes en la vida del cachorro: “Lo más importante es entender que en el comienzo de la existencia del animal se empiezan a generar aprendizajes para el control de esfínteres. La capacidad fisiológica de controlar sus necesidades es un transcurso que incluye diferentes etapas que hay que ir surfeando con mucha información y tranquilidad para que el aprendizaje sea lo más ameno y con menos roces posibles”.
Según la especialista Lamas, hacer una revisión profunda de los horarios es el primer paso para la instrucción: “Según la edad y la raza del animal, existen diferentes horarios del día en los cuales el animal elige defecar u orinar. Cuando vienen los dueños a consultar a mi lugar de trabajo acerca de esta temática, lo primero que pregunto es si pudieron entender cuáles son las horas elegidas por el animal. Sin embargo, son muy pocas las personas que prestan la suficiente atención a los animales para poder entender los horarios, por lo que siempre recomiendo que primero se revise durante varios días cuál es la tendencia elegida por el animal para hacer sus cosas y después de ahí establecer un plan de acción para que a medida que se vaya acercando el horario estipulado el animal pueda tener su espacio fuera de la casa. La flexibilidad de los dueños es crucial porque si bien el objetivo principal es que el animal se adapte, durante todo el proceso también se debe poner disposición de parte de la familia”.
En relación a cómo debe aprender el animal que hacer sus necesidades fuera de lo establecido es un error, existen algunas técnicas determinadas: “Lo mejor es tomar un papel e impregnarlo con la orina o el excremento y llevarlo junto a la mascota al lugar que quiere que las haga. Esto ayuda a que el cachorro comience la etapa de relacionamiento e internalización del olor con el lugar por lo que se irá acostumbrando a medida que vaya repitiéndose la acción. Si bien puede ser un tanto incómodo tener que estar haciendo este proceso en sucesivas ocasiones, es la mejor forma de que el animal relacione ya que todos saben que los perros tienen un sentido del olfato muy desarrollado y que todo el mundo exterior lo van descubriendo a través de su hocico”.
La recompensa y el refuerzo positivo son los principales aliados: “Toda conducta que lleve a una acción positiva debe premiarse por lo que cuando el animal haga sus necesidades en el lugar indicado lo mejor es brindarle unas croquetas de comida que ayuden a la aceptación de las normas”.
Por el contrario de lo que algunos hoy en día todavía creen, la violencia es mala consejera en el proceso de aprendizaje: “Mediante ella no se logra educar adecuadamente a la mascota. Por el contrario, le genera miedos y nervios que son un vehículo para el desarrollo de conductas agresivas. Siempre los refuerzos positivos son más efectivos que los golpes”
Fuente: https://www.diariopopular.com.ar