Escuchamos “llorar” a nuestro perro cuando nos pide comida, cuando no quiere quedarse solo en casa… y en general, cuando quiere llamar la atención. Sin embargo, aunque es capaz de producir lágrimas, éstas no reflejan sentimientos como tristeza o dolor, sino que cumplen la función de proteger los ojos o son síntoma de algún problema médico. Esto no quiere decir que los canes no tengan sentimientos, sino que los expresan de distinta manera.

Los científicos diferencian tres tipos de lágrimas: basales (lubrican y protegen la córnea), reflejas (causadas por la contaminación, alergias, irritaciones, etc.) y emocionales (están relacionadas con  sentimientos como el miedo, pena, alegría…). Los perros presentan sólo las dos primeras, que a diferencia de las emocionales, no contienen proteínas ni hormonas asociadas al estrés).

Lo cierto es que la principal función de las lágrimas en los perros es la de mantener sus ojos húmedos, algo fundamental para la buena salud ocular. De esta forma limpian, lubrican y protegen su estructura de manera natural, al igual que ocurre en los seres humanos. Por otro lado, estas lágrimas también pueden deberse a factores externos como la contaminación o el contacto con alguna sustancia química.

Si este lagrimeo se produce con demasiada abundancia, puede reflejar algún problema en la córnea, como un arañazo, un golpe o una infección. De ser así, debemos acudir rápidamente a un veterinario para que determine el origen de esta abundancia de lágrimas. Los tratamientos en estos casos suelen ser sencillos y muy efectivos.

Como podemos ver, las lágrimas de los perros no tienen nada que ver con sus emociones. Ellos sienten tristeza, alegría y dolor como los seres humanos, pero lo transmiten mediante su lenguaje corporal. Su expresividad es mayor de lo que muchas veces pensamos, y aunque no lloren de la misma forma que nosotros, son capaces de demostrar sus sentimientos con tan sólo una mirada.

Fuente: https://www.mundoperros.es