Dos ojos grandes, orejas caídas y pelo café, así retrató Víctor, un niño de ocho años, a su perrita Lulú, quien se extravió el pasado viernes en el barrio Kennedy, en Tunja, Boyacá. El menor, al darse cuenta de la ausencia de su mascota, sacó su caja de colores y toda su creatividad con el fin de encontrarla.
Desde entonces, Víctor pegó en un poste un tierno aviso de “Se busca” con un dibujo y una descripción detallada de Lulú. “Me perdí. ¿Puedes ayudarme a estar con mi familia?”, indicaba la pieza, que prometía una “gran recompensa” para quien hallara a su cachorra, que contaba con apenas unos meses de edad.
Para la sorpresa del niño, el cartel tuvo tanta popularidad en redes sociales, que un hombre logró identificar a la perrita. Resulta que, ese mismo día, el señor la había encontrado en la calle y, pensando que no tenía hogar, se la llevó al suyo para regalársela a su hija.
La niña “se encariñó de inmediato”, según cuenta una publicación de María Teresa Castelblanco, que ha seguido el caso desde el inicio. La respuesta de Víctor fue generosa, así lo indica la publicación.
El menor “manifestó que, si la niña iba a estar triste porque le tocaba entregar a Lulú, él se la dejaría, pues había encontrado a alguien que también la quería y tendría un hogar”.
Esta historia tiene “un final feliz con dos niños felices de tener a su lado a una perrita para querer y formar parte de su familia”, pues una de las tantas personas que vieron el conmovedor aviso le regaló una mascota raza labrador a Víctor para acompañarlo y llenarlo de amor.
FUENTE EL ESPECTADOR